[AIB]AIB Notizie 07/2004
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Bibliotecas Argentinas

Ana María Peruchena Zimmermann

El Origen
El territorio Argentino y en general toda América Latina son espacios geográficos donde, desde el siglo XV, además de sus habitantes locales han convivido migraciones de otros continentes. Esos grupos humanos con sus respectivas culturas, se fueron mezclando entre si y conformando una cultura local que dio como resultado el amplio mosaico que se puede observar en la actualidad en todo el continente hispnoamericano. Paulatinamente, la educación se convirtió en el eje fundamental para el desarrollo social, político y económico de las nuevas generaciones resultantes del crecimiento multicultural de la región.
Muchas de las acciones culturales emprendidas en el país se sustentaron en la riqueza bibliográfica, atesorada por la sociedad intelectual desde los comienzos de la organización nacional, en las bibliotecas privadas y públicas.
Las primeras colecciones bibliográficas que se reunieron en el país dieron paso a las grandes bibliotecas y Centros de Información, de las cuales, a continuación se detalla las principales características de sus acervos.

Las principales Bibliotecas Argentinas
La historia de las Bibliotecas Argentinas ha sido poco explorada en el país, en especial la que corresponde a los primeros siglos y que comprende el período de la conquista española del territorio del Río de la Plata. Sin embargo, hay que considerar que las bibliotecas Argentinas han tenido una larga trayectoria que se debe estudiar en dos etapas, la primera corresponde al período Colonial y abarca desde el siglo XVI hasta la Independencia del Gobierno de España, declarada en 1810, cuando el libro llega de la mano del conquistador español y de las distintas ordenes religiosas que se establecieron en el territorio conquistado con el fin de evangelizar y educar a la población indígena.
La segunda etapa nace precisamente con la Primera Biblioteca Pública, que luego se transformara en la Biblioteca Nacional, creada en 1810, solo unos meses después de la declaración de Independencia del gobierno español, y que abarca la dura lucha de la reorganización nacional, el establecimiento de las instituciones, el cambio del rumbo político a raíz del nacimiento de una nación después de dos siglos de vida colonial, y la creación de una cultura nacional, basada en el pasado y el presente, que incluía un verdadero crisol de razas a través de las distintas oleadas de la inmigración proveniente de Europa, producto de las dos grandes guerras mundiales.
Dentro del primer período podemos decir que las colecciones han sido netamente europeas, no solo por el origen de sus autores, sino también por el pensamiento filosófico y político de la época que se refleja a través de las obras de los grandes pensadores que enriquecen las bibliotecas privadas de los primeros colonizadores españoles. Para el segundo período, ya hay una mezcla, no solo de la cultura europea, sino de la que se fue gestando en estas tierras. Esa es la mezcla que se lleva a cabo con el tiempo, a través de las primeras ediciones de libros argentinos, producto de una efervescencia, característica de los primeros escritores nacionales, en la que siempre prevalece en el fondo la mezcla de culturas.
De este modo las primeras colecciones que se van alojando en las bibliotecas argentinas, tienen sin duda un estilo marcado por las ideas europeas y el estilo americano, desde sus comienzos hasta ahora. Este es el telón de fondo en el que nacen y se desarrollan las colecciones que conservan en el país.
Las primeras bibliotecas en el Río de la Plata, durante el período hispánico, se iniciaron en base a las colecciones privadas y a las colecciones de las órdenes religiosas, ambas provenientes de España. Como ejemplo de esta conjunción, la primera biblioteca en ser reconocida como tal, data de 1588, fue la del deán de la Catedral de Santiago del Estero, don Francisco Salcedo, quien posteriormente la donó a los primeros jesuitas que llegaron a estas tierras. Si tenemos en cuenta que la fundación del núcleo urbano en el territorio del Río de la Plata data de 1580, podemos apreciar la presencia de una biblioteca en los orígenes de la colonización.
En el siglo XVII, el centro de la vida cultural e intelectual del territorio del Río de La Plata, fue la Ciudad de Córdoba, a consecuencia de su Universidad que fue la primera del territorio, y donde floreció la enseñanza, con alto grado de desarrollo en todos los niveles, en manos de los Jesuitas, durante el período de la dominación española.
Otra biblioteca privada de la que se tiene noticia fidedigna desde el año 1610, es la del sacerdote Jesuita Fernando de Trejo y Sanabria, Obispo de Córdoba del Tucumán, quien fundo en 1613 el Colegio Máximo de Córdoba; un poco más tarde, en 1622 ese Colegio se convierte en Universidad de Córdoba y su Biblioteca, en la biblioteca universitaria más antigua del país. A esta biblioteca, se le sumaron otras colecciones de colegios Jesuíticos. Tiempo después, parte de esa gran colección formó parte de la primera Biblioteca Pública que se creó dentro del ámbito de la Universidad de Córdoba, llegando a contar con más de 12.000 obras de religión, filosofía, teología, ciencias exactas, medicina, historia, y literatura. Una vez más esta importante biblioteca, en 1818 volvió a servir de base para constituir la colección principal de la Biblioteca Pública de Buenos Aires.
A comienzos del siglo XVIII los territorios colonizados por los españoles se encontraban ya evangelizados y en gran parte también alfabetizados. Como consecuencia de este emprendimiento la Compañía de Jesús, desde su llegada al Río de La Plata hasta su expulsión el 7 de junio de 1778, además de traer la primera imprenta, creó bibliotecas en sus colegios de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza.
La conquista y evangelización de América planteó enormes cuestionamientos ideológicos a la visión del mundo y a la teorización que de él había hecho el europeo; pero estos problemas se volvían más apremiantes para el fraile evangelizador que tenía a su cargo encararlos y resolverlos en el momento y en el lugar mismo en que aparecían. Muchas de estas cuestiones eran de orden religiosa, y surgían cotidianamente. Para resolverlos los frailes necesitaban libros.
Paralelamente esta necesidad surgió del frágil e inestable sistema escolar que los misioneros organizaron para educar a los hijos de los pobladores en la cultura occidental y en la predicación de la doctrina católica. Como consecuencia, además de los Jesuitas, la Orden Franciscana, los Padres Dominicos, y los Mercedarios, también fueron de los primeros en abrir escuelas y bibliotecas en sus conventos.
Los temas de estas primeras colecciones respondían más a las necesidades inmediatas de predicación que al esparcimiento. Luego los conventos designados como casas de estudio, y los colegios que se fundaron comenzaron a formar bibliotecas con colecciones cada vez más importantes sobre filosofía, teología y literatura, llegando a consolidarse una extensa red de Bibliotecas que cubrían todo el territorio conquistado.
En el siglo XIX, durante los primeros años de vida independiente, y coincidiendo con la fundación de la Universidad de Buenos Aires en 1821, se registran algunas importantes bibliotecas privadas en Buenos Aires. La diferencia de estas con las conventuales radicaba en que el acerbo de las bibliotecas particulares estuvo más abierto a las novedades, y por ende a la heterodoxia, y reflejaban en sus colecciones los intereses intelectuales del momento, por ejemplo los autores grecolatinos. Por esta época también aparecen en las colecciones libros escritos en francés y en inglés, especialmente se incorporan obras de Descartes, de los enciclopedistas franceses y sobre todo de Voltaire y Russeau. Luego se amplió el panorama a la ciencia y a estos autores se añadieron Newton, Malpighi, Linneo y Leibniz, entre otros.
Durante el período que corresponde a la independencia y organización política del país, 1810-1830, es evidente que la noción de la Biblioteca Pública abierta a la comunidad es una idea clara y hay intención de llevarla a cabo, aunque aún solo pueda plasmarse entre un segmento de la población. Pero lo fundamental es la existencia del concepto de la misión de la Biblioteca Pública, en una etapa de la historia nacional donde la vida política es incierta y confusa, dónde solo se destacaban en Buenos Aires las innumerables bibliotecas privadas. Entre las de mayor cantidad de volúmenes, nos encontramos con la de Manuel Belgrano, creador de la bandera, quien hizo donación de todos sus libros a la Biblioteca Pública de Buenos Aires creada en 1810,
Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas (1830-1852) el país vivió bajo un régimen autoritario, en el cual la educación se mantuvo bajo control del Estado, quedando casi suspendidas todas las actividades culturales del país hasta 1853, cuando se sanciona la Constitución Nacional y se abre una etapa de reorganización política económica y cultural para el país.
A partir de 1860 y como punto de partida de la organización de la educación se crea el Colegio Nacional de Buenos Aires. El nuevo colegio tenía tras de si una brillante trayectoria histórica, pues arrancaba desde 1662 como Colegio Mayor de San Ignacio, luego en 1772 Colegio de San Carlos y en 1783 Real Colegio Carolino, así se fueron sumando las colecciones, formando una valiosa Biblioteca con un fondo bibliográfico de más de 4.200 volúmenes en 1875. Hoy en día convertido en el Colegio Nacional Buenos Aires, la biblioteca cuenta con más de 80.000 obras.
Después de un largo período de letargo que vivió la Universidad de Buenos Aires, durante el Gobierno de Rosas, su Biblioteca pone en marcha un importante operativo de canjes con las Bibliotecas de las Universidades de Santiago de Chile, Lima y Bogotá y donaciones de importantes colecciones particulares.
A partir de 1875, comienza a redistribuirse el fondo bibliográfico, dividiéndose en dos secciones, para la formación de las Bibliotecas de las distintas Facultades. En 1877, estas dos secciones, se denominaron: Biblioteca del Consejo Superior que contenía las colecciones académicas y la Casa de estudios, con material general. En 1885, la Universidad de Buenos Aires pierde su Biblioteca Central, con la disolución de sus dos colecciones. Sus 7000 volúmenes fueron distribuidos entre las respectivas facultades, las que a partir de ese momento comienzan a formar sus propias bibliotecas.
Sin duda alguna, Domingo Faustino Sarmiento fue la figura política más importante que tuvo que ver con las Bibliotecas Argentinas. Durante el período en el que fue Presidente de la Nación (1868-1874), puso de manifiesto sus ideas sobre la estrecha relación entre enseñanza y biblioteca, y el concepto de la Biblioteca como universidad del pueblo,.. «donde se forman los hombres que no tienen acceso a los estudios superiores». Dentro de este contexto, también se identificaba con la idea de que «la democracia exigía una ciudadanía instruida, preparada para elegir sus propias autoridades, y que la educación era el único medio para lograrlo».
En su afán por llevar el libro a todas partes, creó las bibliotecas públicas en catorce parroquias de Buenos Aires y hasta un sistema de préstamo de libros a domicilio y además, bibliotecas ambulantes administradas por el Consejo General de Educación bajo la denominación de "Bibliotecas Populares" Estas bibliotecas se extendieron con el tiempo a lo largo y ancho del territorio Nacional, a partir de la Ley 419, que el mismo promulgara el 23 de septiembre de 1870.
En el mismo año, y también bajo la presidencia de Sarmiento, se crea una biblioteca con la finalidad de guardar las publicaciones oficiales que mas tarde, a partir de la sanción en 1984, de la Ley de Educación Común, No 1420, pasa a denominarse Biblioteca Pública de Maestros, y a cumplir con la misión de Biblioteca Pedagógica.
En el siglo XX, como ha ocurrido en el resto del mundo, encontramos que las bibliotecas apuntan a especializar sus colecciones y a crear servicios orientados a un determinado tipo de usuarios, y además es una etapa del pasaje de lo manual y tradicional, a los inicios de las nuevas tecnologías, con el desarrollo de la profesión a través de la apertura de las escuelas de bibliotecología. Estos grandes cambios, se produjeron en mayor medida en las Bibliotecas Universitarias y Especializadas.
En la actualidad, las deficiencias tecnológicas y la falta de actualización de las colecciones se advierten sobre todo en las Bibliotecas escolares y en las publicas o populares.

Biblioteca Pública de Buenos Aires - Biblioteca Nacional de la República Argentina
Biblioteca Nacional


La Biblioteca Pública de Buenos Aires - hoy Biblioteca Nacional de la República Argentina - fue creada por decreto de la Junta de Gobierno de las Provincias Unidas del Río de La Plata, el 7 de septiembre de 1810, a solo unos meses después de la declaración de la independencia del gobierno español
Su dotación inicial la integraban piezas netamente europeas, que en gran parte fueron donadas a la primera Biblioteca Pública. En general, obras de carácter teológico y filosófico, a las que luego se sumarían otras de índole literaria y textos propios de altos estudios. A partir del 5 de octubre de 1884, la Biblioteca Pública de Buenos Aires, por ley del Congreso se convierte en la Biblioteca Nacional.
Superados los trances que afligieron al país durante su período de organización, Paul Groussac fue acaso el primer director en advertir no sólo el valor intrínseco de algunas piezas bibliográficas, sino también su valor material, por lo cual les destinó en 1821 una sala especial. Entre ellas se cuentan donaciones de sumo valor, que incluye, una hoja de la Biblia de Gutenberg y la adquisición de colecciones como la del hispanista Foulché-Delsbosc, entre otras, que terminaron por fin de conceder a la sala destinada a su guarda, la investidura de "Tesoro de la Biblioteca Nacional".
Actualmente, la Biblioteca Nacional reúne en sus colecciones una de las fuentes bibliográficas más importantes de América Latina, que abarca desde el descubrimiento de América hasta nuestros días, con documentos históricos, Biblias rarísimas, incunables, cartas originales, fotografías y periódicos.

El Nuevo Edificio
Luego de muchos años de espera, en Julio de 1960, se destinaron tres hectáreas para la construcción del actual edificio de la Biblioteca Nacional. Para el proyecto, se llamó a concurso y al año siguiente se aprobaron las bases, adjudicándose la obra a los arquitectos Clorindo Testa, Alicia D. Cazzanica y Francisco Bullrich. Sin embargo transcurrirían once años más, hasta que el 13 de octubre de 1971 se colocara la piedra fundamental del nuevo edificio y se iniciaran las obras de construcción.
Esta obra emblemática del Arquitecto Clorindo Testa se ha convertido en más de un aspecto en uno de los hitos de la arquitectura contemporánea en nuestro país. Construida a partir del proyecto ganador del concurso a comienzos de la década del 60, se terminó recién de construir a comienzos de la década del 90, luego de un largo proceso que suele caracterizar el devenir de las grandes obras públicas.
La nueva sede de la Biblioteca Nacional fue oficialmente inaugurada, el 10 de abril de 1992. La compleja tarea de traslado del material bibliográfico desde la antigua sede de la calle México finalizó el 21 de septiembre de 1993.
Su riqueza bibliográfica corresponde esencialmente a la producción nacional, como las ediciones príncipe del Martín Fierro de José Hernández y del Facundo de Domingo F. Sarmiento. No obstante, en su acervo más valioso se incluye también 20 incunables, entre los que cumple mencionar las Quaestiones de potentia Dei de Santo Tomás (Venecia, 1476) y un ejemplar de la Divina Comedia de Dante Alighieri (Venecia 1484). y numerosas ediciones del Quijote, entre las que se destaca la de Bruselas de 1607.

Características del Edificio
El edificio, que está ubicado en medio de un predio rodeado de jardines, se encuentra mitad enterrado y mitad elevado. La planta baja es una continuidad de la plaza, que no se interrumpe y genera una explanada de accesos que puede utilizarse para actividades culturales al aire libre.
Dos conceptos caracterizan la singularidad de esta obra. El primero radica en la idea de levantar por encima del terreno las salas de lectura, enterrando a su vez los depósitos de libros. De este modo se genera una suerte de "mesa monumental" por debajo de la cual fluye la continuidad del parque existente, adornado por un conjunto de formas escultóricas.
El segundo concepto radica en la fuerza y monumentalidad con que el edificio se implanta en el entorno de los parques que lo rodean. La masa edilicia, trabajada con la plasticidad que caracteriza a las obras del autor, se yergue por encima de las copas de los árboles y domina el entorno verde y enmarcado a la distancia por los edificios circundantes.
El edificio está integrado por tres enormes depósitos subterráneos para libros con capacidad para almacenar más de 3.000.000 de volúmenes y un depósito para guardar 500.000 ejemplares de revistas y diarios. Todos los ambientes cuentan con sistemas especiales de climatización.
El cuerpo sobre elevado del edificio, que se sostiene sobre cuatro grandes columnas, ha sido dividido en dos niveles. En el primero están ubicadas las Salas Especiales (Reservados, Argentina, Música, Mapoteca, Estampas, No Videntes) con sus respectivos catálogos.
En el segundo nivel, se encuentran el Salón Principal de Lectura con capacidad para cuatrocientos lectores, las salas para investigadores y las salas de Referencia con capacidad para 5.000 volúmenes.
La Hemeroteca se encuentra en la planta baja. Posee una colección de publicaciones periódicas que asciende a unos 400.000 ejemplares. Entre ellas se encuentran diarios argentinos, locales, provinciales y nacionales, y extranjeros, revistas de divulgación y especializadas, anuarios y publicaciones oficiales.
A modo de ejemplo, se encuentran colecciones tales como: «Le Moniteur Universel», París, 1789-1865. «Gaceta de Buenos Aires», 1810-1821. «Mártir o Libre», Buenos Aires, 1812. «La Estrella del Sur», Montevideo, 1807. «El Telégrafo Mercantil», Buenos Aires, 1801-1802. Y revistas como: «Fray Mocho», Buenos Aires, 1912-1923. «La Floresta Uruguaya», Paysandú, 1877-1878. «La Ilustración Sud Americana», Buenos Aires, 1892-1906. «The American Library Journal», New York, 1876-1912.


Detalle de incunables existentes en el tesoro de la biblioteca nacional

Agustín, Santo, Obispo de Hipona
San Agustín (354-430), tal vez el más célebre de los padres de la Iglesia latina. San Agustín ha dejado un número prodigioso de obras, entre las cuales que forman un completo cuerpo de teología.
De civitate Dei. Venecia: Octaviano Seottii; 1486. s.p.p. El texto comienza: «Aurelii Agustini episcopi de civitate dei liber primus feliciter incipit». Termina: «Aurelii Agustini opus de civitate dei feliciter explicit». Incunable que figura en Hain con el N° 2.055.207 f. Letra gótica. Texto a dos columnas, 50 líneas.
Sermones ad heremitas. Venecia: Vicente Benalius; 1492. 122 f. p. Letra gótica, texto a dos columnas, 33 líneas, iniciales en oro y color iluminadas a mano. A f. 2 d., grabado. Nuestro ejemplar tiene al final anotaciones manuscritas. 2 f. sin numerar, 122 numeradas.

Dante Alighieri
El más grande poeta que Italia haya dado al mundo, conocido universalmente como Dante, nació en Florencia en 1265 y murió en Ravena en 1321. La Comedia, llamada "divina" después de la muerte del poeta, se incluye entre los 150.000 libros impresos en el siglo XV que no fueron escritos en latín y su primera edición data de 1472.
En la Biblioteca Nacional hay dos ediciones incunables de la Divina Comedia:
La Divina Comedia, con el comentario de Cristóbal Landino. Venecia (Octaviano Scoto da Monza ). 1484. In-f°.270 folios. 64 líneas. Texto al medio y comentarios al margen. Hain: 5.947. Gesamt Katalog: 7.967.
La Divina Comedia, con el comentario de Cristóbal Landino. Brescia (Boninum de Boninis), 1487. Con xilografías. Hain: 5.948. Gesamt Katalog: 7.968.

Antonino (Santo)
Antonino, nacido en 1389, alcanzó la jerarquía de arzobispo de Florencia, su ciudad natal. Fue cronista y notable teólogo. Falleció en 1459.
Tractatus notabilis de excommunicationibus, suspensionibus, interdictis, irregularitatibus et poenis. Venecia: Juan de Colonia; Juan Manthen, 1474. In-4°. 127f. A partir de p. 89 contiene: «Titulus de sponsalibus et matrimonio». Texto de 40 líneas, en 2 columnas, con anotaciones manuscritas. Capitales pintadas a mano en oro y color. Letras iniciales dibujadas.

Aristófanes
El lugar y la fecha de nacimiento del más ilustre de los poetas cómicos griegos es todavía motivo de debate; su cuna pudo haber estado en Atenas o en la isla de Rodas y el futuro comediante pudo haber llegado al mundo hacia 450 a.C. La mayoría de sus piezas son libelos de carácter político que conservan el espíritu de la llamada comedia antigua.
Comoediae novem. Este volumen, impreso en Venecia por el gran Aldo Manucio en 1498, lleva comentarios del célebre helenista Marcos Masurus (1470-1517) y contiene: "Plutus", "Nebulae", "Ranae", "Equites", "Acharnes", "Vespae", "Aves", "Pax" y "Contionantes". 374 folios. 41 líneas. Texto al medio con escolios al margen. Primera edición.

Cicerón, Marco Tulio
Las obras de Cicerón se clasifican en retóricas, oraciones, cartas y tratados de filosofía moral, y abarcan una cincuentena de títulos. Nacido en 106 a.C., apenas seis siglos después de la fundación de Roma, su genio resume el sentido de una época.
Rhetorica ad Haerennium sive nova. Liber pmus Mediolani, per Antonium Zarotum Parmensen. 1474.
De officiis cum commentariis Petri Massi, eiusque recongnitione. Insunt preteaparadoxa: de amicitia: de senectute cum interpretibus suis. [Incompleto; falta el colofón] Venetiis (Jacobum de Paganinis). 1491. 175 folios. Hain: 5.277.

Clavasio, Angel (1412-1495)
Vicario general de su orden. Autor de una crónica seráfica. Orden de los menores observantes.
Summa angelica de casibus conscientiae cum additionibus noviter additis. /s.l., s.e./ 1946. Sin lugar de impresión; CCCCXVI f. numeradas. Anotaciones manuscritas.

Diógenes de Sínope
Filósofo de la escuela Cínica (circa 413 a.C. -?). Cabe señalar que la mayor parte de la bibliografía de Diógenes, si no toda ella, ha sido puesta en tela de juicio con respecto a su autenticidad.
Epistulae. Interprete Francesco Aretino, Bruti et Hipocratis epistolae per Rainucium traducta ad Nicolaum V. Pon. Max. Florentiae: Antonium Francisci Venetum, 1487. 54 fs. Enc. Pergamino. Las epístolas de Diógenes ocupan 22f. Las de Bruto, 14, y las de Hipócrates, 18.

Gaguin, Roberto
Robert Gaguin (1425-1502), cronista y diplomático francés. Trinitario, catedrático de retórica y, por fin, ministro general de su orden.
Compendium de origine et gestis francorum. París: George Wolff y Theilman Kerver para Durand Gerlier y Juan Petit, 1497. Letra Románica, 170 fs.; falta el 180. 45 líneas. Portada grabada en madera, rojo y negro: Saint Dénis y St. Remy al centro rodeados de escudos de armas de diversas ciudades de Francia. En 173-f. Se repite la ilustración, sólo en negro.

Gregorio Magno (P.P.), (Santo)
Gregorio el Grande, que vivió entre 540 y 604, sucedió a Pelayo II como pontífice, dejó un alto número de escritos, entre los cuales se destacan sus Comentarios sobre Job.
Moralis expositio in Job. Brescia: Angelo Britannico, 1498, 393 p. opinger: 2.780.

Hoja de la Biblia de Gutenberg
Gutenberg -en rigor, Hans Geinsfleisch Sulgelock, pues Gutenberg es el apelativo matrilineal- nació en Maguncia circa 1400. Gutenberg compuso e imprimió el texto de la Biblia por lo menos dos veces: la primera, cuando aun mantenía sociedad con Fust (1450-1455), y la segunda, con posterioridad a la ruptura con su socio. La hoja que, encuadernada en 1921 por el editor G. Wells, se guarda en la Biblioteca Nacional, adonde llegó integrando la Donación Leguina, pertenece a la primera edición y corresponde al Deuteronomio, quinto libro del Pentateuco mosaico, de la Biblia Mazarina, así apodada por haber pertenecido al cardenal Mazarino, es una obra incomparablemente hermosa por el perfil de sus tipos, la presión uniforme de su impresión y la justa separación de las letras de cada palabra y de las palabras entre sí. Gutenberg comenzó por componer 40 líneas por página, pero luego optó por 42. Realizó su trabajo sobre pergamino y papel y procuró imitar los manuscritos. La tinta negra brillante ha conservado su calidad hasta el día de hoy. La iluminación de las iniciales fue hecha a mano por Heinrich Cremer. quien además, fijó la fecha de la terminación de su trabajo: 24 de agosto de 1456, y para expresar su júbilo y también, sin duda, el alivio de la conclusión, estampó: "Aleluya!".

Jerónimo, (Santo)
Hieronymus, uno de los grandes doctores de la Iglesia latina, nació en Dalmacia circa 330 ó 346 y murió en 420, en el monasterio de Belem. Las obras de San Jerónimo ocupan cinco grandes volúmenes; entre ellas se cuentan sus epístolas ellas se cuentan sus epístolas puede considerar como verdaderos tratados.
Epistulae. Parma, 1480. In-4°. 329 folios. Sin mención de impresor. Falta el volumen

Roma, Gil de (Fray)
Regimiento de los príncipes. Sevilla: Meynardo Ungut y Stanislao Polono, 1494.

Schedel, Hartman
Cronista alemán (1440-1495 ó 1514). Su Chronicon mundi o Chronicon chronicorum es obra realmente ilustrativa del siglo XV; abarca desde la creación del mundo hasta 1492.
Liber Chronicarum, cum figuris et ymaginibus. Nürnberg: Anton Koberger, 1493./ Primera edición de la famosa "Crónica de Nurenberg", bosquejo ilustrado de la historia del mundo compilado por el Dr. Hartmann Schedel, en Nurenberg, e impreso por Anton Koberger. Letra gótica.325 folios. Tiene alrededor de 1.800 grabados en madera por Wilhelm Pleydenwurff y Michael Wolgemut, maestro de Durero.

Séneca Lucio Anneo Séneca había nacido casi con la Era Cristiana. Era cordobés; moriría en Roma.
Sin incluir las tragedias que se le han atribuido, sus obras llenan varios tomos.
Moralia. Venecia: Bernardino de Cremona y Simón de Luero, 1490, 215 fs. In-4°. Colofón en f. 213 b. Sigue: Rubrica epistolae.

Tomás de Aquino (Santo)
Santo Tomás, 1225/1227-1274. Uno de los mayores teólogos de la Iglesia de Occidente y de los filósofos de la Edad Media. La Biblioteca cuenta con:
Quaestiones de potentia Dei. Impreso en Venecia, en la prensa de Christoph Arnold, circa 1476. / Es una de las doce obras que se conocen salidas del taller de este impresor. Incunable raro y valioso, a dos columnas, in-f°, caracteres negros, 49 y 50 líneas y cabecera de página. Letras iniciales en azul y rojo, márgenes anchos. En la páginas 1 y 2 hay una anotación en rojo escrita en el siglo XV. Encuadernación de la época, madera y cuero.
Quaestiones de duodecim quodibet. Venetiis (Johanis de Colonia et Johanis Manthen), 1476. In-4°. Caracteres negros, 2 columnas, 40 líneas, 152 fs. Gran inicial en oro y colores. Muchas iniciales en rojo y azul con prolongaciones. Márgenes amplios.

Verardi, Carlos
Historia Baetica. Roma: Eucharium Slber, 1493./ Desde la hoja 32 a, Elegías de M Verardi, 39 fs. Iniciales decoradas en negro. Nuestro ejemplar tiene encuadernación moderna en cuero rojo liso con puntilla interior de Lortic; cantos dorados. Caracteres romanos. Ex-libris con la inscripción: J. Gómez de la Cortina et amicorum. Biblioteca Pública de Buenos Aires - hoy Biblioteca Nacional - fue creada por decreto de la Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo el 7 de setiembre de 1810.

Vorrilong, Guillermo
Superquattuor libris sententiaru. Venecia (Jacobo de Leucho), 1496. Dos columnas. Numeración desde el folio 6, 322 fs., mal numerados; en realidad son 319. Obra no citada por Hain. Copinger la describe bajo el N° 6.560.z

Biblioteca del Congreso de la Nación

La Biblioteca del Congreso de la Nación es una prestigiosa y tradicional institución Argentina que honra no sólo al Parlamento de la República sino también a la cultura nacional.
Por la riqueza de su acervo, por su adecuada organización y por los numerosos servicios que brinda, permiten considerarla una de las principales Bibliotecas Legislativas de Latinoamérica.
Ha sido siempre un auxiliar indispensable para los miembros de las dos Cámaras del Congreso y asimismo, para el poder Ejecutivo en su calidad constitucional de Poder colegislador, ofreciendo además sus valiosos servicios a las diferentes instituciones públicas y/o privadas y al público en general.
Es un centro de información básicamente parlamentario y legislativo y sus orígenes se entronan con los del parlamentarismo argentino.
El origen de la Biblioteca del Congreso de la Nación se remonta a las Asambleas Constituyentes y Parlamentarias Argentinas. En 1826 el Congreso Constituyente contaba con una biblioteca específica, cuyo acervo se incrementó en 1853, al incorporársele un número notable de obras especializadas en Derecho y Filosofía Ciencias Políticas.
En el año 1859, por la ley N° 212 se crea la institucionalmente la Biblioteca del Congreso de la Nación. En 1917 se estableció su estructura orgánica, designándose una comisión administradora integrada por 2 diputados y 2 senadores para dirigirla. Ese mismo año se inauguró la primera Sala de Lectura Pública dentro del Palacio del Congreso. En 1923 se estableció la autarquía de la institución, dirigida por una Comisión Administradora Bicameral (6 senadores y 6 diputados) cuya presidencia recae sobre un legislador de cada Cámara por el término de 2 años.
En 1974 se inaugura un nuevo edificio con la Sala de Lectura Pública y el Servicio de Referencia.
En 1990 se estableció el servicio de la Sala Publica las 24 hs. del día seis días por semana.
En el año 1994, se agregó a esta Institución, la Biblioteca "Juan Félix Cafferata". De esta manera se incorporó el patrimonio bibliográfico y también el edificio, convirtiéndose en la Biblioteca Infanto-Juvenil de la Biblioteca del Congreso de la Nación.
En 1995 Invitada por la Law Library of Congress, de Washington, EE.UU, la Biblioteca del Congreso firma el Convenio de integración de la Global Legal Information Network (GLIN) en calidad de miembro fundador de esta red, que se sumará al servicio de Referencia Legislativa. Este servicio es una unidad especializada dentro de la organización y estructura de la Biblioteca. Tiene como misión entender en el tratamiento y difusión de la documentación e información jurídica y parlamentaria Argentina, extranjera, regional e internacional.
La Dirección Referencia Legislativa sirve al Parlamento Argentino durante todo el proceso legislativo en general. Está a disposición de legisladores, asesores, comisiones y demás dependencias del Congreso. Ofrece documentos primarios, análisis e investigaciones sobre temas jurídicos y parlamentarios, tanto históricos como actuales de la política nacional e internacional.
En 1998 comienza a funcionar la Sala de Multimedia con acceso gratuito a Internet y asesoramiento técnico, seis días por semana.
En 2001 recibe el Premio “Access To Learning” de la Fundación Bill & Melinda Gates por su servicio de atención al público, de acceso gratuito a internet en su Sala Multimedia.
Entre el 2002 y el 2003 se inaugura el Bibliomóvil Multimodal, y la Sala de Multimedia "Leopoldo Marechal", la Sala de Lectura Pública en la nueva sede en el edificio histórico de la ex-Caja de Ahorros.
Cuenta con distintas Salas publicas de lectura en general, de diarios, periódicos y revistas, publicaciones de Organismos Internacionales, sala multimedia. Sala infanto-juvenil, Referencia legislativa, Compilaciones Bibliográficas, Documentos Oficiales, Colecciones Especiales y Mapoteca. El acervo bibliográfico se estima en más de 2.000.000 de volúmenes.
Colecciones de Diarios y Periódicos : Hemeroteca recibe los diarios y periódicos de mayor circulación de la Capital Federal, como así también los de las distintas provincias argentinas, países limítrofes, España, Italia y Estados Unidos de Norte América. Posee más de un millón de piezas hemerográficas de consulta automática, distribuidas en cerca de 100 títulos diferentes, los cuales abarcan épocas y regiones diversas de nuestro país.

Bibliotecas Universitarias

Hasta el año 1853, fecha en que el país se reorganiza políticamente, e ingresa en su primer período constitucional, había dos universidades: la de Córdoba y la de Buenos Aires. En la Universidad de Córdoba, nacionalizada en 1856, se reorganizan las Bibliotecas existentes en esa época, quedando una Biblioteca Central, y tres bibliotecas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, la Facultad de Ciencias Médicas y la Facultad de Ciencias Exactas. Físicas y Naturales. Todas ellas se iniciaron con importantes colecciones del siglo XVIII.
En 1885 se reorganiza la Biblioteca de Universidad de Buenos Aires, y se distribuye la colección de su Biblioteca Central entre la Biblioteca Nacional, el Colegio Nacional de Buenos Aires, a partir de 1863 y las Bibliotecas de las Facultades integradas a la estructura universitaria, como la de Ciencias Medicas, desde 1863, la de Derecho, desde 1882, la de Filosofía fundada en 1896, la de ciencias exactas desde 1902, y la de Agronomía y Veterinaria desde 1904.
La Biblioteca de la Facultad de Ciencias Médicas cuenta con una colección muy especial, de 1942 volúmenes sobre la “historia de la medicina de 1509 a 1850”.
En noviembre de 1994 fue suscripto un convenio entre la totalidad de las Universidades Nacionales, que sentó las bases para la concreción del proyecto denominado Red de Interconexión Universitaria (RIU), por medio del cual quedaron conectadas entre sí las 35 Universidades Nacionales y las 39 Universidades privadas.
Las Bibliotecas de la Universidad de Buenos Aires tienen sus catálogos en línea http://www.sisbi.uba.ar/ Catálogo Colectivo Nacional Universitario de libros. Catálogo Colectivo Nacional Universitario de revistas. Bases de datos de Bibliotecas Universitarias.

Biblioteca Nacional de Maestros

La Biblioteca Nacional de Maestros se crea en 1870 durante la Presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. En 1884 se sancionó la Ley 1420 de Educación Común, que crea la “Biblioteca Pública de Maestros” como Biblioteca Pedagógica destinada a los maestros. Esta biblioteca que pronto contó con 47.729 volúmenes, fue abierta al público en 1888. Posteriormente se vio enriquecida con la compra de la Biblioteca del escritor y poeta Leopoldo Lugones, una valiosísima colección de más de 2.000 volúmenes, entre los cuales se encuentran primeras ediciones de sus obras, muchas de ellas con correcciones y notas de su propia mano.
Casi un siglo después, en 1960 se crea el Centro Nacional de Documentación e Información Educativa, dependiente del Ministerio de Educación y Justicia, y a partir de 1975 de instituye el Sistema Nacional de Información Educativa (SNIE) formado por los centros de documentación de todo el país.
En 1991, otra importante colección privada se incorpora a esta Biblioteca, es el Museo, Archivo y Biblioteca del Profesor Ricardo Levene, compuesta por 12.000 volúmenes, especializada en historia Argentina e hispanoamericana, sociología, historia del derecho y de las ideas, y manuscritos, notas, apuntes de clase y correspondencia
En 1993 y a partir de la sanción de la Ley Federal de Educación la biblioteca adquirió un rol protagónico en la reforma educativa, que puso en marcha la remodelación de toda su infraestructura y la creación del servicio de Biblioteca Digital especializada en Educación, y su expansión hacia el interior del país a través de sus redes federales conformando el SIC, Sistema de Comunicación e Información en el MERCOSUR Educativo.
En 1993, este centro se transforma en un Organismo que depende de la Subsecretaría de Educación Básica dentro del Ministerio de Educación y comprende la Biblioteca Nacional de Maestros y a partir de 1998, el Centro Nacional de Información Documental Educativa y la Red Nacional de Bibliotecas Pedagógicas

La Biblioteca cuenta con: Sala de lectura, (Información general, consulta de catálogos: Libros, Multimedia, Publicaciones Periódicas, Documentos, Legislación Educativa, Base unificada), Sala para investigadores (Servicios especiales, Colecciones reservadas, Historia de la Educación). Centro Nacional de Información Documental Educativa (Documentos, legislación.), Hemeroteca, Mediateca, Biblioteca, Museo y Archivo Histórico.
Sus Servicios Centrales son: consulta y préstamo ínter bibliotecario de material bibliográfico y multimedia a bibliotecas de todo el país, Referencia, bibliografías sobre temas educación, Asistencia técnica a las unidades de información integrantes de las redes federales de educación, y a las bibliotecas escolares de todo el país. Capacitación a bibliotecarios escolares, a través de pasantías y asesoramiento técnico a las bibliotecas que lo soliciten.

Reflexiones a manera de Conclusión

En las páginas precedentes, se ha esbozado un panorama de las principales Bibliotecas Argentinas, que si bien no es profundo, describe los orígenes y desarrollo alcanzado hasta ahora, sin abordar el problema fundamental que afrontan todas ellas en mayor o menor medida, que es la falta o la limitación de los recursos económicos, comparado con el nivel alcanzado por otras naciones, como consecuencia de la falta de un Sistema Federal de Bibliotecas e Información, que señale el camino para una política bibliotecaria nacional y de información científica y tecnológica.

Bibliografía:

Sarmiento, Nicanor. Historia del Libro y de las Bibliotecas Argentinas. Buenos Aires : Luis Veggia, 1930.

Groussac, Paúl. Historia de la Biblioteca Nacional. Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 1967.

Lucero, Alberto Ataúlfo. Bibliotecas Legislativas. Buenos Aires: Federación de Empleados Legislativos de la República Argentina, 1999.

Rodríguez Pereyra, Ricardo. La Biblioteca Nacional. Tesis (no publicada). Buenos Aires, 1994.

Sabor Riera, María Ángeles. Contribución al estudio histórico del desarrollo de los Servicios Bibliotecarios de la Argentina en el Siglo XIX, Parte 1ª 1810-1852. Resistencia: Universidad Nacional del Nordeste, 1974.

Sabor Riera, María Ángeles. Contribución al estudio histórico del desarrollo de los Servicios Bibliotecarios de la Argentina en el Siglo XIX, Parte 2ª 1852-1910. Resistencia: Universidad Nacional del Nordeste, 1974.

Fernández Stella Maris. Situación del Sistema Bibliotecario Argentino / Alejandro Parada. Buenos Aires: Sociedad de Investigaciones Bibliotecológicas, 1998.

Parada, Alejandro E. De la Biblioteca particular a la Biblioteca Pública: libros, lectores y pensamiento bibliotecario en los orígenes de la biblioteca pública de Buenos Aires – 1779-1812. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires, 2002.

Bibliotecas Populares Argentinas, Buenos Aires: v 1995. Buenos Aires, Junio de 2004.


Ana María Peruchena Zimmermann
Especialidad: Licenciada en Bibliotecología y Documentación. Universidad del Museo Social Argentino - Argentina.
Fue Directora de la Biblioteca del Banco de la Provincia de Buenos Aires y profesora de la Carrera de Bibliotecología de la Universidad del Museo Social Argentino.
Desde 1990 ha ocupado los cargos de Secretaria General y Vicepresidente y Presidente de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA). Actualmente se desempeña como Presidente de dicha Asociación.
Ha colaborado en proyectos sobre legislación profesional y sistema federal de servicios de bibliotecas e información. Ha dictado conferencias y publicado trabajos en el país y en el exterior en eventos nacionales e internacionales y es Directora de la Revista Referencias.
Desde 1993 integra la Comisión de Profesionales del Libro de la Fundación El Libro, organizadora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
En 1997 fue becada por el Programa de Cooperación Internacional Universitaria – (Intercampus) de Docencia entre Universidades españolas e Iberoamericanas de la Universidad Autónoma de Madrid. España
En 1998 fue becada por el International Visitor Program. USIA, de la Embajada de los Estados Unidos en Argentina, para realizar un Viaje de estudios y visitas a Bibliotecas en los Estados Unidos
Es miembro del Comité Ejecutivo del Caucus Hispánico, de la IFLA, desde su inicio en 1998, y desde 1999, Presidente del Comité Organizador Nacional de IFLA 2004
Es el primer miembro que representa a América Latina en la Junta de Gobierno de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (International Federation of Library Associations) (IFLA), (2001-2003) (2003-2005).


PERUCHENA ZIMMERMANN, Ana María. Bibliotecas argentinas. «AIB Notizie», 16 (2004), n. 7, p. II-IX.
Copyright AIB, ultimo aggiornamento 2004-08-17 a cura di Franco Nasella
URL: https://www.aib.it/aib/editoria/n16/0407zimmermann.htm

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